Según un estudio realizado por la empresa Chartbeat, el 55% de los internautas dedican menos de 15 segundos a la consulta de las páginas web a las que acceden.
Esto -que no por ser previsible, no deja de ser importante- significa que una gran parte de los esfuerzos que dedicamos a construir una buena imagen de marca, una buena estrategia de contenidos y unas acciones creativas e hipermegaoriginales, tienden a caer en saco roto.
Y así, ese goteo de 'navegantes' que llegan a nuestras páginas web, y perfiles sociales, que leen nuestros tuits, acceden a nuestros vídeos en YouTube y/o terminan aterrizando en alguna de nuestras landings, no deja de ser más que un mero espejismo de un 'éxito' volátil... Porque, después de conseguir tenerlos al alcance de nuestros mensajes, rebotan y se nos escapan -cual suspiro-, dejándonos compuestos y sin novia.
Es obvio que os enfrentamos a un escenario de comunicación muy complejo, en el que el público ha adquirido un hábito de consumo rápido y fácil. La información se consume en píldoras de cafeína express, los mensajes se reducen al mínimo y las imágenes se han convertido en un complemento indispensable que evita tener que leer más de lo necesario.
Basta ver el éxito viral de los 'quotes' en las redes sociales, para darnos cuenta de que resulta mucho más fácil y rentable poner una frase sugerente, acompañada de una imagen bonita, que invertir esfuerzos en producciones mucho más ambiciosas.
Ahora bien, a la hora de crear una imagen de marca sólida, es importante no caer en el error de buscar esa jugada fácil y resultona que nos 'salve los números' frente a los clientes... Porque construir una historia de marca es mucho más que eso.
Evidentemente, el terreno y las normas del juego de comunicación actual nos dibujan un recorrido en el que 'el tiempo' es un factor determinante. Tenemos que ser capaces de configurar nuestras estrategias y creatividades de tal forma, que los mensajes que proyectemos signifiquen mucho, sean impactantes, atraigan y retengan, sin exigir un esfuerzo extra al usuario.
Sobre el papel, el público nos regala por defecto 15 segundos de su vida, y eso nos obliga a ser lo suficientemente hábiles para devolverle el favor, mostrándole exclusivamente aquello que se supone que quiere ver de la forma más atractiva posible.
A la hora de presentar una marca o un producto -independientemente del medio en el que lo estemos haciendo- es fundamental evitar que el usuario sienta 'que pierde el tiempo'. La creatividad debe buscar ese impacto medido que capte la atención y que al mismo tiempo, transmita el valor fundamental que queremos proyectarle. No debemos caer en el error de 'querer contarlo todo', sino que hay que transmitir lo 'justo': pequeñas píldoras que contengan la esencia de nuestro valor y que inviten a seguir consumiendo.
Se trata de 'construir un modelo de comunicación que deje con ganas de más al usuario', que provoque su interés y su deseo. Se trata de crear píldoras de comunicación de marca de calidad, en las que la 'ausencia de información' se convierta en un estímulo y no en un handicap.
En definitiva, si queremos que el usuario nos regale su tiempo, lo mejor que podemos hacer es demostrarle que con nosotros no lo pierde.
Evidentemente, el terreno y las normas del juego de comunicación actual nos dibujan un recorrido en el que 'el tiempo' es un factor determinante. Tenemos que ser capaces de configurar nuestras estrategias y creatividades de tal forma, que los mensajes que proyectemos signifiquen mucho, sean impactantes, atraigan y retengan, sin exigir un esfuerzo extra al usuario.
Sobre el papel, el público nos regala por defecto 15 segundos de su vida, y eso nos obliga a ser lo suficientemente hábiles para devolverle el favor, mostrándole exclusivamente aquello que se supone que quiere ver de la forma más atractiva posible.
A la hora de presentar una marca o un producto -independientemente del medio en el que lo estemos haciendo- es fundamental evitar que el usuario sienta 'que pierde el tiempo'. La creatividad debe buscar ese impacto medido que capte la atención y que al mismo tiempo, transmita el valor fundamental que queremos proyectarle. No debemos caer en el error de 'querer contarlo todo', sino que hay que transmitir lo 'justo': pequeñas píldoras que contengan la esencia de nuestro valor y que inviten a seguir consumiendo.
Se trata de 'construir un modelo de comunicación que deje con ganas de más al usuario', que provoque su interés y su deseo. Se trata de crear píldoras de comunicación de marca de calidad, en las que la 'ausencia de información' se convierta en un estímulo y no en un handicap.
En definitiva, si queremos que el usuario nos regale su tiempo, lo mejor que podemos hacer es demostrarle que con nosotros no lo pierde.
Fuente: www.lasblogenpunto.blogspot.com.ar/
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